THEATRE :

Arrabal revive el teatro de «sangre, sudor y lágrimas»

París reivindica la actualidad de 'Y pondrán esposas a las flores', que se reestrenó ayer

CRISTINA FRADE

PARIS. La mayoría de los miembros del Petit Théâtre du Pain no había nacido cuando Fernando Arrabal escribió Y pondrán esposas a las flores, pero eso no les impidió quedar cautivados por un texto que describen como «una mina de oro». La joven compañía «troupe», como ellos prefieren llamarse representará la obra hasta el día 29 en el Théâtre de l'Epée de Bois, que dirige Antonio Díaz-Florián en la Cartoucherie de París.

La pieza de Arrabal evoca los recuerdos, los sueños y los fantasmas que ayudan a cuatro presos políticos a evadirse mentalmente de la celda de una prisión franquista. «Es una obra que tiene resonancia en la actualidad: la situación de las cárceles, la tortura que aún se practica regularmente en ellas», explican Manex y Ximun Fuchs, dos de los artistas, que ofician también como directores. De hecho, Y pondrán esposas... fue representada el año pasado por el mismo grupo en el marco de una campaña de Amnistía Internacional contra la tortura.

Tan iconoclasta e irónico como de costumbre, el autor, que ayer visitó a la troupe, insiste en que su reputación de escritor político carece de fundamento.

Sobre Franco

«Mis obras nunca han tratado de política, pero tengo que agradecer al general Franco haberme dado el mayor de los premios: prohibir mis obras y meterme en la cárcel. Yo hablo del amor, de la muerte, de las cosas que ocurren a mi alrededor, de lo que me entristece».

Espoleado por Díaz-Florián, que recuerda otros montajes de Y pondrán esposas..., dirigidos por el propio Arrabal y en los que llegaba a morder a los espectadores, éste reconoce que escribió la obra a los 35 años (en agosto cumplirá 70), después de su estancia de un mes en prisión, y reivindica un «teatro sin red», de «sangre, sudor y lágrimas», que se extiende hasta su última pieza, Carta de amor, representada estos días en Madrid. «Rechazar la emoción en el teatro es rechazar el teatro».

El autor concede también que obras como la que puede verse en la Cartoucherie encuentran actualmente mayor eco en los países de Europa del Este, donde todavía está fresco el recuerdo de las dictaduras.

«Fotos retocadas»

Pero Arrabal confiesa olvidar sus obras tan pronto como las crea.«Después, se convierten en una especie de fotos retocadas», dice, y aprecia en la producción del Petit Théâtre du Pain el hecho de que «no intentan convencer a todo el mundo, sino de uno a uno», que es uno de sus lemas.

Nacido en 1994, en los bancos de la Universidad de Burdeos, el grupo reúne a una docena de artistas de culturas y lenguas distintas y varias de sus creaciones son el resultado de una escritura colectiva. La troupe, instalada en Larressore (País Vasco francés), apuesta por un teatro popular que, como demuestra la elección de la obra de Arrabal, no es sinónimo de fácil. «Nuestro deseo es salir al encuentro de la gente, llevar el teatro allí donde no lo hay», explica Fafiole Palassio.

Para el Petit Théâtre, Y pondrán esposas... supuso su primera confrontación a un autor. «¡Y vaya autor!», aseguran los miembros de la compañía. Los sedujo no sólo su resonancia política y las cuestiones que planteaba sobre la libertad y la existencia, sino también su poesía y el reto de llevar al escenario una «escritura muy amplia, donde se mezclan los sueños con la realidad».

Arrabal, por su parte, no deja de soñar. «Todas las noches me visita una mujer vestida de colores, pero no es la fantasía de la que hablaba Pirandello».
Fondée en 1994, le Petit Théâtre de Pain est une troupe permanente constituée de dix personnes de langues et cultures différentes.