NOUVEAU LIVRE:



26 de agosto de 2002




Fernando Arrabal...
Champagne pour tous!

El creador del movimiento Pánico reivindica al arte.

El escritor y dramaturgo Fernando Arrabal recordó ayer que De Gaulle definió la vejez como «un naufragio», para asegurar que, para él, esta edad es «una ascensión y quizá una levitación». Arrabal (Melilla, 1932) participó en el curso con una conferencia titulada «Ketamina como un rayo» en la que habló de matemáticas, filosofía y ajedrez, entre otras muchas cosas.



Otra vez en El Escorial Fernando Arrabal en los Cursos de Verano de la Complutense
El mítico creador del grupo Pánico, Fernando Arrabal dio cita en San Lorenzo de El Escorial. en la Universidad de Verano de la Complutense. El autor de «El cementerio de automóviles» actuó ayer con una expectación inusitada. Arrabal se aplica un ligero bautismo de agua mineral en el cabello y sale a la tarima. Se presenta: «Yo me parezco mucho a Sócrates. Soy feo, bajito, más bien gordito, pero con un encanto loco». Y, ciertamente, Arrabal encantó a su auditorio, que se bebía las palabras del dramaturgo y estallaba en risas. A esta cronista le resulta harto difícil dar cuenta de su actuación, pero se arriesga a decir que no fue sólo socrática sino también pitagórica, una personal aproximación, delicadamente enloquecida, mágica, a las matemáticas o, mejor, a los números y a algunos matemáticos. Una disertación salpicada de referencias a Fontenel o a Gracián, a la juventud y a la ancianidad. Y las palabras surgían al tiempo que Arrabal practicaba una discreta danza de pasitos cortos y gesticular de brazos que a esta cronista le recordaba a la deliciosa escena protagonizada por aquel inefable pianista que abre la novela «Escenas de la vida bohemia» de Henri Murger.
El autor de la «Torre herida por el rayo» hiló su discurso partiendo de un número, el once, que es la fecha de su aniversario y además «en España el nombre de la ceguera, es decir, de la fe». Una ceguera que no alcanzó a quienes el 11 de agosto de 1932, día de su nacimiento, decidieron dar el Nobel de Física a Heisemberg, que no a Einstein. Tampoco a Arrabal , claro, por prematuro, aunque no por falta de convicción en que «todo es indeterminado, todo es incierto, todo es cervantino, o sea, ambiguo». Así que, en fin, «podríamos desanimarnos si no nos reconfortaran ideas falsas», añadió citando a Fontenel. Dedicó entonces Arrabal su oratoria a matemáticos cretinos y a matemáticos brillantes y a sus puntos de contacto, o sea, también a la paradoja. Así que habló de FielDs, «un cretino canadiense (matemático para más señas) que decide el único acto inteligente de su vida e instituye el premio Fields» y también del brillante Grothendieck que, paradójicamente, recibió el premio instituido por un cretino, o sea, por Fields. Y Grothendieck, contaba Arrabal, «resuelve el teorema de Fermat, ve la luz y ve a la Virgen María». «Las matemáticas ahora nos hablan de Dios: ¿Es que no es pánico el mundo?», dijo ante un público en el que se encontraba su amigo Jodorowsky. «Como al príncipe Grothendieck, son los viejos los que me fueron dando lecciones», prosiguió Arrabal, antes de concluir con otra paradoja. Resulta que «cuando llegamos a ser personas, morimos», decía Arrabal, que a su vez proclamó Gracián. Pero Arrabal no cree que «la vejez sea un naufragio». Al contrario, «la vejez es una ascensión, es una levitación».

Fernando Arrabal publicarà su novela "Champagne pour tous" el próximo 10 de septiembre en la editorial Stock de Paris. Una novela que los primeros ecos anuncian como un libro genial del creador del pànico