Femando Arrabal, junto a la obra Nacimiento de
Arrabal, del pintor Luis Arnaiz, expuesta en el Museo de la Ciudad
de Valencia.
Como si viviésemos en el tiempo del exterminio de las
metáforas y hubiese que emplearlas todas antes de de su
desaparición. Pero sabiendo que «el arte es simulacro».
Torrencial y tórrido. Con descripciones pre-cisas y profanaciones
excelsas. Dos textos de Fernando Arrabal de reciente publicación
en Murcia. Dos textos de género extraño, uno de
ellos es un guión de cine y el otro un epistolario. Pero
en ambos está Fernando Arrabal y en ambos hay claves huellas,
signos, vida, estremeci-mientos. «Dos textos menores en
la apreciación del público, pcro dos textos básicos
porque llevan su sello de una manera más descarada que
las novelas y las obras de teatro», explica Torres Monreal.
Dos libros que coinciden con la aparición de la úlitima
novela del dramaturgo melillense, Levitación (Seix Barral).
Una narración -su primer titulo era El funámbulo
de Dios, al menos eso explicó Arrabal en Murcia- en la
que un paralitico muy religioso es seducido casi hasta la saciedad
-«especie de tórrido paraíso o infierno sexual»-
por dós enfer-meras bulímicas y una pareja de homosexuales.
«Mguel Espinosa
es probablemente el mayor novelista español del siglo»,
afirma Arrabal |
J.L. Borges, una vida de poesía - traducido
por frene Torres Ramos- es el guión para la película
del mismo titulo. En un estudio preliminar, El cine de Arrabal,
Torres Monreal argumenta que «Arrabal se lee en Borges».
«Es el escritor que ha pasado la época de las provocaciones
suprarrealistas y ha entrado en un espacio de serenidad..., serenidad
que en Arrabal tiene muchos matices porque nunca consigue matar
al niño que ha sido nial diablo que lleva dentro. Es un
escritor que ha sufrido mucho y según el dolor se apaga,
se acentúa su carácter lúdico».
En palabras de Borges, Arrabal se reconoce: «Hay que desconfiar
de las teorías estéticas», «Lo único
que sabemos es que el futuro será diferente de nosotros»,
«No tengo obra, algún fragmento», «El
sueño que cambia, que se sueña, que se sorprende
de soñar. Todo eso se llama fliosofía, metafísica,
también poesía. Sólo creo en eso»;
«Cuando dormimos no somos nadie. Somos dioses, somos todo»;
«Cada uno de nosotros vive como si fuera inmortal».
Arrabal se mueve y mueve sus imágenes con la voz de Borges
«Se habla de la muerte de los dioses, del bien y del mal.
Pero luego surge una isla, y a esa isla llegan los dioses y se
encuentran las piezas del ajedrez con que jugaban antes, es decir,
vuelve otra vez el mundo».
Con las palabras del autor de Los Conjurados Arrabal monta una
película sin género -no es un documental, no es
ficción -, un puzzle con imágenes de sus propias
películas (El cementerio de automóviles , Adiós
Babilonia y El árbol de Guernica) e imágenes de
Borges en diferentes congresos y conferencias.
«Arrabal rompe el género documental-entrevista.
En el momento que un producto, sea cual sea, pasa por sus manos,
hay que comenzar a desconfiar porque es dificil que sea capaz
de doblegarse a una poética ajena. Sus imágenes
son poéticas porque crean distancia y ambigüedad
respecto al texto y las palabras de Borges. Cuánto más
información falta, más creatividad exige en el
espectador. La poesía neosuperrealista de Arrabal salpica
todo el texto» ,subra-ya el profesor Torres Monreal.
El otro libro es Cartas a Julius Baltazar, con
introducción de Martínez Arnaldos y tres postfacios
de Milan Kundera, Michel Déon y Torres Monreal. Un epistolario
que se puede leer también como un largo poema. Misivas
de Arrabal al pintor Baltazar entre 1976 y 1993. Un libro, como
diría el propio Arrabal, forrrr-mi-da-ble. Un libro en
el que se asoman muchos de los creadores de este siglo, de Dalí
a Truman Capote -«Bello, nacido en la edad
media, lujoso como una fiera»-, pasado por Gore Vidal,
Chaplin
- «sólo recibe, aparte de a los viejos de la vieja,
a médicos vegetarianos o aparadores Enrique VI»-,
Cortázar - «entre zalemas y reverencias al tirano
de Cuba, se acuerda de que... también es escritor»-,
Orson Welles - «de clergyman obeso»-, Jim Morrison
- «nos comimos dos macetas de geranios: las flores sazonadas
con un poco de barro»-, John Lennon y su prometida japonesa,
Cela -merece una docena de Premios Nobel... pero sólo
ha tenido
uno»-, Francis Bacon -«no comprende nada.. y quiere
siempre chuparme»-, Ionesco - «se envuelve en los
pliegues de la inmortalidad o con las togas de la sabiduría»-.
Libro en el que Femando Arrabal afirma que Miguel Espinosa es
«probablemente el mayor novelista español del siglo..,
muerto en el anonimato no ha mucho, como cumple bajo el mármol».
Libro de recomendaciones y quizá destinos: «Sé
prudente en la amistad... no vayas dema-siado deprisa. Abre bien
el
ojo... no des más de lo que recibes. ¡Pasa y desprecia!».
Libro de interrogantes: «¿Estalla la belleza con
la perseverancia?». Libro de estallidos:
«No lleves cimitarras contigo. Las armas confieren pestilencia....
los mondadientes a los cuatro vientos, dejan flotar las almas».
Libro de pasiones: «Sé que me detestas.... amamantado
con la leche de las Musas y de las madreselvas». Libro
de cotidianeidades: «No te olvides de comprarme chorizo
para la merienda». Libro de otras cotidianeidades: «He
comprado todos. los colores que querías y 10 cazamoscas
muertas, como dice la can-ción». Libro de certezas:
«El fir- mamento está muerto, ¡cielo!»
y de promesas: «En el peor de los casos nos veremos en
el Purgatorio por haber leído en exceso a Montaigne o
con exceso haber amado la Monar-quía libertaria y regicida».
Libro de saberes: «Conozco la desesperación de los
transatlánticos y de las princesa enfermas del y de alcoholes:
«Ensordecido por el canto de los barqueros, me emborracho
entre gruñidos», y también de fidelidades:
«Tus amigos son mis amigos y sus tortugas también>>.
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