NOUVEAU LIVRE:

opinión

24.3.2000

 

El pánico de sí mismo

Hay pocos escritores cuya presencia sea más conocida que su obra. El melillense de 1932 Fernando Arrabal es uno de los bustos culturales de la extravagancia, gracias a una actitud iconoclasta inconfundible en la que se funden las visiones marianas con las poses más gestuales y libertinas. Y eso que su currículo literario es de una pasmosa abundancia, pues incluye una insistente serie de novelas, con parada y fonda en el Nadal del 83 gracias a La torre herida por el rayo, e innumerables libros de poesía, ilustrados ni más ni menos que por Picasso, Dalí o Magritte. Este autor, que confiesa sólo saber hablar de sí mismo, es también director de media docena de largometrajes, y por encima de todo el creador del "Teatro pánico", uno de los movimientos teatrales de vanguardia más osados y desmitificadores del siglo XX.


La ruptura dramática de este superdotado se afinca en el surrealismo, en el Dadá y en la admiración por Antonin Artaud, e introduce un universo onírico y simbólico. El ceremonial de las obras del escritor de Fando y Lis se ha calificado de provocación, de arrebato tragicómico, de libertad sin freno. Arrabal es un exiliado en Francia, nunca profeta en su tierra, a pesar de ser una de nuestras voces más reconocidas internacionalmente. Levitación es su más reciente recorrido narrativo cargado de suertes amatorias y moralismo desbordado a partés iguales. Genio y figura.